Las leyendas se nutren de realidad y fantasía a partes desiguales. Antes de la era de la información precisaban de soportes físicos (el boca a boca, vamos) para extenderse. Rara era la publicación que se hacía eco de ellas si no era para vilipendiarlas. Todo ello cambió con la aparición de internet y su rápida difusión… y en la Wikipedia encontró su caldo de cultivo soñado. Desde que tan loable experimento se creo (ya saben, se trata de solicitar a los usuarios que ejerzan de académicos) a los tipos de la Wiki se la han metido doblada en infinidad de ocasiones. Y no, no voy a repescar aquel «Culitos Rotos» que colaron en la discografía de Morricone. Esta vez será una de las mayores leyendas urbanas de Tinseltown: la muerte de Lupe Vélez.

Según la entrada en castellano que le hace referencia, ocurrió tal que así:

«El 13 de diciembre de 1944 Lupe Vélez organiza una fiesta. Durante la cena inventa una excusa y se retira a su cuarto. Allí se desnuda, ingiere una dosis mortal de seconal y se tumba en su cama rodeada de una gran cantidad de flores.

Su intención es que su cadáver forme una imagen hermosa cuando lo encuentren (se había maquillado y había depilado su vello púbico dándole forma de corazón).

Sin embargo, la combinación de fármacos y el alcohol ingerido durante la cena la hacen sentirse indispuesta. Debido a las arcadas se levanta para ir al baño. Vomita antes de llegar a la taza. Pisa su propio vómito y resbala, dándose en la cabeza con el lavabo y cayendo inconsciente en la taza, donde perecería ahogada y con el maquillaje desfigurado por el agua.»

El relato incluye todos los elementos propios de una leyenda urbana: un porcentaje de verdad mezclado con otro de sensacionalista fantasía hábilmente aderezado con disparatados detalles que sirvan para ornamentar la narración. A destacar, en este sentido, ese vello púbico rasurado en forma de corazón (casi puedo imaginar las morbosas babas resbanlando por comisura de los labios del tipo que mecanografió el texto) y la absurda espantada de la actriz en mitad de una cena, plantando a sus invitados para ir a matarse tumbada en pelotas en una cama. Impepinable, sí señor. Pero la mejor parte es la de su muerte, ahogada en una taza de water tras quedar inconsciente al golpearse la cabeza contra el lavabo. Algo físicamente imposible pues el baño del dormitorio de Lupe Vélez era gigantesco y la distancia que separaba ambos sanitarios era demasiado larga para que algo así pudiese a ocurrir. Eso por no hablar de que el nivel del agua del retrete no alcanzaba ni la mitad de su tamaño, lo que equivaldría a que la mexicana debió haber caído sobre el retrete, en un alarde de geometría casual, a la altura del abdomen, sino más abajo.

Resumiendo, según la teoría de los tipos de la Wikipedia, una mareada Lupe Vélez se golpeó contra un lavabo quedando inconsciente. A pesar de su inconsciencia se desplazó entre tres y cuatro metros hasta encajar su cuerpo de modo preciso en un retrete con una carga de agua media en donde pereció ahogada. Ni la teoría de la bala mágica que oficialmete se cepilló al presidente Kennedy superaría tal disparate.

Discutibles serían también los motivos que le llevaron a dar tan fatal paso. Para los tipos de la Wiki fue la negativa de su ocasional amante, el actor austriaco Harald Ramond, de hacerse responsable del hijo que esperaba casándose con ella. Lupe, católica practicante, no podría haber superado la vergüenza de ser madre soltera. Y como es lógico, decidió matarse ella y al feto, cometiendo un doble pecado mortal para la iglesia católica: suicidio y asesinato. Por supuesto, el argumento wikipédico se cae a trozos. Para empezar porque Harald Ramond estaba casado en aquel instante. Segundo, porque la Vélez era cualquier cosa menos una devota católica (de hecho, se divorció en varias ocasiones, y eso también estaba mal visto dentro de la comunidad católica de aquella época). Y tercero, porque las razones que le impulsaron en realidad seguramente fueron su decaída estrella (en sus últimos años se vio obligada a trabajar en producciones de clase Z, ella que fue una de las grandes divas del Hollywood dorado) y la enorme cantidad de deudas que arrastraba. Lo del embarazo simplemente fue utilizado por ella a modo de trágico complemento para adornar su «poética» muerte.

Lo cierto es que nadie sabe con exactitud lo que ocurrió aquella noche en la mansión de Rodeo Drive, pero la versión más fidedigna pertenece, una vez más, a Kenneth Anger quien tras prender la chispa que inició la leyenda del retrete asesino en el primer volumen de su «Hollywood Babilonia» rectificó en su continuación sugiriendo que el Spitfire méxicano, como era conocida Lupe, murió en el acto al golpearse la cabeza contra el lavabo. Y así fue como lo describió…

En 1944, endeudada hasta el cuello y embarazada de su más reciente amante, Harald Ramond, Lupe decidió escenificar con sumo cuidado la última noche de su vida. Encargó un inmeso ramo de flores e invitó a dos amigas a la Última Cena y luego, a las tres de la mañana, se quedó sola en su falsa hacienda de Rodeo Drive. El dormitorio era un mar de nardos y gardenias; resplandecían las llamas de varias docenas de velas. Vestida de lamé plateado, la Lupe se instaló en aquel altar, escribió una nota de despedida al padre del feto, abrió un frasco de Seconal y se zampó las setenta y cinco bolitas. Entrelazó las manos en ademán de plegaria y se tendió en la cama escenificando así lo que ella vería como una imagen fotográfica final de exquisita belleza. Esperó que el medicamento hiciese efecto imaginando los periodicos del día siguiente con su inmaculada imagen en portada. Pero el Seconal no quiso mezclarse bien con la picante Última Cena. Lupe empezó a sentir retortijones y a vomitar, dejando una hedionda estela de vómito desde la cama hasta el baño, donde resbaló en las baldosas y cayó dándose de cabeza contra el borde del lavabo. A la mañana siguiente el cadáver fue descubierto por Juanita, la doncella. La imagen no era bella ni cautivadora.

Y es que las cosas rara vez salen como se planean.